Divagando

Hoy vino mi tío abuelo por casa. Y pronto nos juntamos varios miembros de la familia en la cocina y estuvimos charlando.

Cuando mi tío estaba hablando con mi prima, le dijo que ya era hora de “sacar gordura”; a lo que ella le contestó que ya habría tiempo, puesto que por ahora no tienen pensando aumentar la familia.

Entonces él replicó: “Déjate de casa, de muebles, de boda y de esas cosas. Lo que tienes que hacer es algo bien hecho, que dure cuando tu ya no estés.” Se lo decía al tiempo que señalaba a los pequeños de la casa.

Tengo muchas dudas existenciales.

Creo que todos las tenemos en cuanto tenemos conciencia de nosotros mismos, yo empecé a rallarme desde pequeña. Siempre me quedaba mirando el techo de mi habitación y me preguntaba si morirse sería como dormir, como muchos dicen, pero para siempre. Y dejaba a mi mente viajando entre posibles explicaciones.

Y entonces notaba, y aún noto, esa angustia en el pecho; quizá sea miedo, porque este pensamiento sobrepasa mi existencia y mi capacidad y eso es algo muy difícil de aceptar. No tengo asumida mi muerte y es algo que me tortura, me viene a la cabeza la idea, mejor dicho, el hecho del fin en cualquier momento. Y me quedo en blanco, pensando ¿Y ahora qué?

Y otra vez el círculo vicioso: ¿Qué soy?, ¿Qué es esto? La nada, el todo, la muerte, la vida, YO, YO, YO, YO… (Egoísmo).

Y pasa el tiempo, quizá sólo unos segundos…

Hasta que alguien me dice: “Eh sujeto, que te emparanollas.”

Y yo le contesto algo, y ya estamos otra vez hablando, de lo que sea, pero esta vez a mi todo me parecen cosas triviales. Porque… ¿Qué más da? Si total…

¿Por qué no mandar todo a la mierda y vivir una vida de desfase? Sólo hay una oportunidad al fin y al cabo ¿no?

Y la lucecita se enciende y te dice: Cumple tus objetivos en la vida, si eso implica estudiar varios años, pongamos por caso, hazlo. Y luego ya veremos…

“A ver decían los ciegos, pero nunca veían”

Luego me dan ganas de apagar la lucecita.

A todo esto, yo me sigo rallando. En fin.

Trust Divino Relojero